5 de mayo, 2023

Alex y Ale se conocieron una noche en Barrio Antiguo. Ale se había encontrado con su amigo Dony para regresarse juntos en Uber, pero para sorpresa de Ale, Dony no llegó solo; trajo a un amigo del trabajo con él. Con una química instantánea, Ale conoció a Alex. Esa noche conectaron hablando sobre el significado de sus nombres compartidos, sus horóscopos compatibles y otros temas como estudios y trabajo. Aunque no intercambiaron números, Alex se las ingenió para encontrar una manera de reconectar con Ale usando a doña Taylor Swift como excusa. 
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En una de sus primeras conversaciones, Ale mencionó lo mucho que le encantaba la vista del Cerro de la Silla desde la ubicación de Alex.​​ Al día siguiente, Ale se sorprendió al recibir fotos del cerro al amanecer capturadas por Alex, que había madrugado para tomarlas (Alex, que no es fan de despertarse temprano). Desde ese momento, Ale supo que Alex era único. Pasaron días conversando sobre miedos, sueños y el universo, y fue evidente que todo lo que ambos buscaban en alguien, lo habían encontrando en el uno y otro. La coincidencia en sus nombres no era la única que compartían; también coincidían en sus intereses, sentido del humor, y metas a futuro. Se volvieron inseparables. Platicaban en el carro por horas, hacían viajes espontáneos descubriendo nuevos lugares, y admiraban atardeceres juntos.
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Todo esto se interrumpió cuando Ale se fue en un viaje de cinco semanas. A pesar de que la distancia dolió, la separación fortaleció su comunicación y creó una unión muy fuerte a miles de kilómetros de distancia. Durante su viaje, Alex le enviaba videos cada día, cantando y tocando una canción distinta en guitarra, e incluso escribió dos canciones originales. Cada día, Ale despertaba con la ilusión de ver el nuevo video de Alex. En trenes, aviones, o autobuses, se la pasaba viendo y volviendo a ver estos videos. Este gran gesto fue suficiente para que Ale supiera que quería construir un futuro junto a Alex.

 

Alex había comenzado a trabajar en un nuevo horario nocturno. Con sus horarios ahora invertidos, sabían que el tiempo que podrían compartir juntos iba a ser limitado. Por eso, al regreso de Ale a Monterrey, decidieron mudarse juntos. Desde entonces, han ido construyendo su hogar paso a paso. Adoptaron a Millie, decoraron juntos su primer árbol de Navidad; gastaron mucho más de lo que debían haciendo compras impulsivas en IKEA, y recientemente se trasladaron de un departamento a una casa. 

 

Han celebrado y disfrutado cada pequeño avance de su pequeña familia, y ahora están emocionados por dar el siguiente paso en su vida al iniciar una nueva etapa de crecimiento juntos.